viernes, 27 de noviembre de 2020

El emprendimiento como alternativa de generación de ingresos


El emprendimiento se ha consolidado como una alternativa clave para la generación de ingresos, tanto en comunidades locales como en entornos empresariales. A lo largo del tiempo, este concepto ha evolucionado, pasando de ser una actividad individual y de riesgo a un proceso dinámico y contextual, con implicaciones económicas, sociales y ambientales. En esta publicación, se explora cómo el emprendimiento puede ser una herramienta eficaz para el desarrollo económico, no solo desde el ámbito empresarial tradicional, sino también en contextos de base comunitaria, donde las oportunidades de negocio y los encadenamientos productivos juegan un papel crucial.

Evolución del concepto de emprendimiento


El concepto de emprendimiento ha sido objeto de estudio desde diferentes disciplinas, consolidándose como un pilar fundamental en el desarrollo económico y social. Según Schumpeter (1934), el emprendimiento se define como la capacidad de los individuos para innovar y transformar las industrias mediante la introducción de nuevos productos o procesos, lo que resulta en "destrucción creativa". Esta visión coloca al emprendedor como un agente de cambio disruptivo dentro de las dinámicas económicas. Para Gartner (1988), el emprendimiento no solo es la creación de nuevas empresas, sino un proceso organizativo, caracterizado por la identificación de oportunidades y la movilización de recursos. Así, el emprendimiento va más allá de la simple idea de generar ingresos, integrándose a un conjunto de acciones estratégicas orientadas hacia la creación de valor en un entorno competitivo.

A lo largo de las últimas décadas, el concepto ha evolucionado, incorporando dimensiones sociales y ambientales. Por ejemplo, Dees (1998) introduce la idea del "emprendimiento social", donde el objetivo principal no es el beneficio económico, sino la resolución de problemas sociales a través de enfoques innovadores. Este enfoque ha cobrado relevancia en la medida en que los emprendedores enfrentan nuevos desafíos globales, como la sostenibilidad y la inclusión. Zahra, Gedajlovic, Neubaum y Shulman (2009) expanden este concepto al hablar de "emprendimiento global", señalando que el acceso a mercados internacionales, la tecnología y las redes globales han redefinido los límites tradicionales del emprendimiento, permitiendo a los emprendedores participar en mercados y ecosistemas de mayor complejidad.

Finalmente, en el siglo XXI, el emprendimiento ha adoptado un carácter multidimensional. Davidsson (2016) argumenta que el emprendimiento debe ser visto como un fenómeno dinámico y contextual, afectado por variables culturales, políticas y tecnológicas. La innovación abierta (Chesbrough, 2003) y la economía circular (Kirchherr, Reike & Hekkert, 2017) son ejemplos de tendencias actuales que han ampliado el alcance del emprendimiento, vinculándolo con la responsabilidad ambiental y el impacto sostenible. Así, el concepto ha pasado de ser una actividad individual de riesgo a un proceso complejo, que requiere la colaboración de múltiples actores dentro de un sistema global interconectado.

Tipos de emprendimiento, desafíos y beneficios



El emprendimiento se ha clasificado en diferentes tipologías según su naturaleza, objetivos y el contexto en el que se desarrolla. Una de las más comunes es la distinción entre emprendimiento comercial, social y tecnológico. El emprendimiento comercial, tal como lo describe Shane y Venkataraman (2000), se centra en la creación de valor económico a través de la identificación de oportunidades de mercado y la creación de nuevos productos o servicios. En contraste, el emprendimiento social, según Dees (1998), busca generar un impacto social significativo al resolver problemas sociales mediante enfoques innovadores. Por último, el emprendimiento tecnológico, que según Shane (2003), se apoya en la innovación tecnológica como motor de creación de nuevas empresas, ha ganado relevancia en la economía del conocimiento, donde la capacidad de integrar nuevas tecnologías es clave para la competitividad global.

Los desafíos que enfrentan los emprendedores varían según el tipo de emprendimiento, pero algunos son comunes a todos los tipos. Uno de los principales retos es la incertidumbre del mercado, como argumentan Knight (1921) y Sarasvathy (2001). Los emprendedores deben operar en entornos con alta volatilidad, lo que dificulta la planificación a largo plazo. Otro desafío importante es la limitación de recursos, especialmente en etapas tempranas del emprendimiento. Según Brush, Greene y Hart (2001), los emprendedores suelen enfrentar restricciones financieras, de capital humano y de infraestructura, lo que puede limitar su capacidad para crecer y escalar sus negocios. Además, los emprendedores sociales enfrentan el desafío adicional de equilibrar los objetivos sociales con la sostenibilidad financiera, como señala Dacin, Dacin y Tracey (2011).

A pesar de los desafíos, el emprendimiento ofrece múltiples beneficios tanto a nivel individual como colectivo. Según Audretsch (2002), el emprendimiento impulsa la creación de empleo y promueve el dinamismo económico, lo que es especialmente relevante en economías emergentes y en vías de desarrollo. Además, estudios como el de Van Praag y Versloot (2007) destacan que los emprendedores son una fuente clave de innovación, contribuyendo a la renovación de las industrias y a la diversificación de la economía. En el caso del emprendimiento social, los beneficios trascienden lo económico, ya que estos proyectos generan cambios sociales positivos, ayudando a resolver problemas que los gobiernos o el sector privado tradicional no han abordado adecuadamente (Zahra et al., 2009).

El emprendimiento como alternativa de generación de ingresos


El emprendimiento se presenta como una alternativa eficaz para la generación de ingresos tanto para emprendedores de base comunitaria como para aquellos de base empresarial, siendo esta una respuesta a la identificación de necesidades económicas o de oportunidad. Para los emprendedores por necesidad, el emprendimiento surge como una opción para enfrentar el desempleo o la precariedad laboral, lo que les lleva a crear pequeños negocios o a insertarse en cadenas productivas locales (Dees, 1998). Estos emprendedores, a menudo limitados por recursos financieros y de infraestructura, dependen de iniciativas locales y del apoyo comunitario para sostenerse. En este contexto, el emprendimiento puede impulsar la generación de ingresos mediante la identificación de oportunidades en sectores tradicionales como el comercio o la agricultura, fortaleciendo el tejido social y contribuyendo al desarrollo económico de comunidades vulnerables (Brush, Greene, & Hart, 2001).

Por otro lado, los emprendedores por oportunidad, que actúan en un contexto empresarial más amplio, se benefician de la identificación y explotación de nuevas oportunidades de mercado. Shane y Venkataraman (2000) señalan que este tipo de emprendimiento se asocia con la capacidad de innovación, la cual genera valor económico mediante la creación de productos o servicios diferenciados. Estos emprendedores suelen estar mejor preparados en términos de capital financiero y conocimiento del mercado, lo que les permite adoptar estrategias más robustas para escalar sus negocios. En este caso, el emprendimiento no solo se convierte en una fuente de ingresos, sino en una plataforma para la creación de empleo y la expansión económica. El desarrollo de modelos de negocio innovadores, como el lienzo canvas propuesto por Osterwalder y Pigneur (2010), facilita la planificación y gestión eficiente de los recursos, contribuyendo al crecimiento sostenible.

Para ambos tipos de emprendedores, el emprendimiento puede integrarse con estrategias de desarrollo sostenible, como el enfoque de la economía circular, que permite generar ingresos al tiempo que se optimizan los recursos y se minimizan los residuos (Kirchherr, Reike, & Hekkert, 2017). En este sentido, la adopción de modelos productivos basados en la reutilización y el reciclaje puede no solo generar ingresos, sino también posicionar a los emprendedores como agentes de cambio en la transición hacia economías más sostenibles. El acceso a redes globales, mercados internacionales y tecnología avanzada, como lo señalan Zahra, Gedajlovic, Neubaum y Shulman (2009), también amplía las oportunidades de ingresos, incluso para aquellos en contextos locales, al permitir la integración de los emprendimientos comunitarios en mercados de mayor alcance.

Ejemplos de emprendimientos como alternativas de generación de Ingresos

La siguiente tabla muestra 5 ejemplos de emprendimientos como alternativas de generación de ingresos, basados en diferentes modelos de negocio:

Nombre del Modelo de Negocio

Descripción del Modelo de Negocio

Productos Ofrecidos

Tienda comunitaria colaborativa

Emprendimiento de base comunitaria donde los miembros de la comunidad gestionan conjuntamente la operación de una tienda.

Productos básicos como alimentos, artículos de limpieza, productos agrícolas locales.

Plataforma de reciclaje digital

Modelo basado en la economía circular que conecta a consumidores con recicladores locales a través de una aplicación móvil.

Servicios de reciclaje de plásticos, metales, y productos electrónicos usados.

Agricultura orgánica urbana

Producción agrícola en áreas urbanas que usa prácticas sostenibles para ofrecer productos frescos directamente a los consumidores.

Frutas, verduras, hierbas y productos agrícolas orgánicos de huertas urbanas.

Consultoría de emprendimiento social

Empresa que ofrece asesoramiento a emprendedores sociales en la identificación de oportunidades y en la creación de proyectos sostenibles.

Servicios de asesoría para emprendimientos, talleres de formación en sostenibilidad.

Marketplace de productos artesanales

Plataforma online que conecta a artesanos locales con consumidores globales, promoviendo el comercio justo.

Productos artesanales como textiles, cerámica, joyería hecha a mano, y obras de arte.



Conclusiones


El emprendimiento, como se ha explorado en este documento, se revela como una herramienta multifacética que puede generar ingresos de manera sostenible tanto en contextos empresariales tradicionales como en comunidades locales. El análisis muestra que los emprendedores, ya sean motivados por la necesidad o por la oportunidad, enfrentan retos significativos, tales como la incertidumbre del mercado, la falta de recursos y la competencia global. Sin embargo, al aprovechar enfoques como la innovación tecnológica, el emprendimiento social y los encadenamientos productivos, es posible superar estas barreras y crear negocios sostenibles y de impacto positivo. Este proceso requiere una visión estratégica que vaya más allá de la simple generación de ingresos, integrando valores como la sostenibilidad, la inclusión y la responsabilidad social.

El uso de modelos de negocio innovadores como las tiendas comunitarias colaborativas, las plataformas de reciclaje digital o la agricultura urbana demuestra que el emprendimiento puede adaptarse a diversas realidades, generando valor económico y social simultáneamente. Estos ejemplos destacan la importancia de la colaboración y el uso eficiente de los recursos locales, contribuyendo al desarrollo de comunidades más resilientes y sostenibles. Además, se resalta cómo los emprendedores pueden aprovechar la economía circular y las redes globales para fortalecer su presencia en mercados competitivos y obtener mayores beneficios económicos.

En última instancia, este documento subraya que el emprendimiento, cuando se orienta correctamente y se apoya en estrategias bien definidas, tiene el potencial de transformar las economías locales y globales. Los beneficios del emprendimiento no solo se reflejan en la creación de empleo y riqueza, sino también en la resolución de problemas sociales y ambientales, como lo ejemplifica el emprendimiento social. Así, se concluye que el emprendimiento no es solo una alternativa para generar ingresos, sino una vía para construir un futuro más equitativo, sostenible e inclusivo, tanto para los emprendedores como para las comunidades en las que operan.

Referencias
  • Audretsch, D. B. (2002). Entrepreneurship: A survey of the literature. European Commission.
  • Brush, C. G., Greene, P. G., & Hart, M. M. (2001). From initial idea to unique advantage: The entrepreneurial challenge of constructing a resource base. The Academy of Management Executive, 15(1), 64-78.
  • Chesbrough, H. (2003). Open Innovation: The new imperative for creating and profiting from technology. Harvard Business School Press.
  • Dacin, P. A., Dacin, M. T., & Tracey, P. (2011). Social entrepreneurship: A critique and future directions. Organization Science, 22(5), 1203-1213.
  • Davidsson, P. (2016). Researching entrepreneurship: Conceptualization and design. Springer.
  • Dees, J. G. (1998). The meaning of social entrepreneurship. Stanford University: Draft Report.
  • Gartner, W. B. (1988). "Who is an Entrepreneur?" is the wrong question. American Journal of Small Business, 12(4), 11-32.
  • Kirchherr, J., Reike, D., & Hekkert, M. (2017). Conceptualizing the circular economy: An analysis of 114 definitions. Resources, Conservation and Recycling, 127, 221-232.
  • Knight, F. H. (1921). Risk, uncertainty, and profit. Houghton Mifflin.
  • Osterwalder, A., & Pigneur, Y. (2010). Business Model Generation: A Handbook for Visionaries, Game Changers, and Challengers. Wiley.
  • Sarasvathy, S. D. (2001). Causation and effectuation: Toward a theoretical shift from economic inevitability to entrepreneurial contingency. Academy of Management Review, 26(2), 243-263.
  • Schumpeter, J. A. (1934). The theory of economic development: An inquiry into profits, capital, credit, interest, and the business cycle. Harvard University Press.
  • Shane, S. (2003). A general theory of entrepreneurship: The individual-opportunity nexus. Edward Elgar Publishing.
  • Shane, S., & Venkataraman, S. (2000). The promise of entrepreneurship as a field of research. Academy of Management Review, 25(1), 217-226.
  • Van Praag, C. M., & Versloot, P. H. (2007). What is the value of entrepreneurship? A review of recent research. Small Business Economics, 29(4), 351-382.
  • Zahra, S. A., Gedajlovic, E., Neubaum, D. O., & Shulman, J. M. (2009). A typology of social entrepreneurs: Motives, search processes and ethical challenges. Journal of Business Venturing, 24(5), 519-532.

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