La transformación digital y la innovación tecnológica han redefinido el concepto de empresa de base tecnológica (EBT), estableciendo nuevos paradigmas para las pequeñas y medianas empresas (PYMES) que desean competir en un entorno globalizado. Este análisis presenta una guía para comprender cómo las PYMES pueden implementar condiciones propias de las EBT, detallando las estrategias y el financiamiento que las habilitan para evolucionar en organizaciones basadas en tecnología. A través de una revisión de las características esenciales de las EBT y su posible implementación en las PYMES, el texto subraya la importancia de una estructura que permita a estas empresas no solo adoptar tecnología, sino también contribuir activamente al desarrollo tecnológico y al ecosistema de innovación en sus economías locales y globales.
Las empresas de base tecnológica (EBT)
El concepto de empresa de base tecnológica (EBT) ha evolucionado notablemente desde su introducción, alineándose con los avances de la tecnología y la globalización. En sus primeras etapas, las EBT se definían simplemente como empresas que incorporaban algún grado de innovación tecnológica en sus procesos o productos (Carayannis et al., 1998). Sin embargo, esta definición se ha ampliado para incluir a organizaciones que no solo utilizan tecnología avanzada sino que también la desarrollan y la convierten en el núcleo de sus modelos de negocio. Estudios tempranos sobre este tipo de empresas destacaban su capacidad para competir en mercados globales debido a sus altos niveles de innovación, lo cual incentivó su surgimiento en sectores como las TIC, la biotecnología y la ingeniería avanzada (Audretsch & Stephan, 1996).
A medida que las tecnologías digitales se integraron en la economía global, el concepto de EBT se expandió hacia empresas que, desde su creación, están profundamente vinculadas a la investigación científica y al desarrollo tecnológico (Rasmussen & Borch, 2010). En esta etapa, las EBT comenzaron a distinguirse por su agilidad en la adopción y creación de nuevas tecnologías, así como por su capacidad para captar talento y conocimiento especializado, lo que las diferencia de las empresas tradicionales (Cooper, 2000). Esta evolución es especialmente visible en las startups tecnológicas que emergen de centros de investigación o incubadoras universitarias, caracterizadas por altos niveles de inversión en I+D y por la implementación de tecnologías disruptivas en áreas de rápido crecimiento como la inteligencia artificial y el Internet de las Cosas (IoT) (Mian, 2014).
Actualmente, el término EBT se ha consolidado para describir a empresas con modelos de negocio intensivos en tecnología, cuyo principal recurso estratégico es el conocimiento (Spender & Grant, 1996), Ariza, Y. (2023 abril 4). Hoy en día, las EBT no solo buscan innovar tecnológicamente, sino también transformar sus respectivos mercados, acelerando cambios en la economía digital y adoptando modelos de negocio escalables y orientados al crecimiento global (Autio et al., 2014). En este sentido, las EBT modernas representan el ápice de la integración entre tecnología y emprendimiento, destacando por su capacidad de adaptación en entornos de incertidumbre y por su papel catalizador en la transformación digital de diversas industrias (Zahra & Nambisan, 2012).
Las PYME como EBT
Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) pueden desarrollarse como empresas de base tecnológica (EBT) aprovechando su agilidad organizativa para adoptar tecnologías innovadoras y satisfacer nichos de mercado emergentes. A diferencia de las grandes empresas, las PYMES pueden adaptarse rápidamente a los cambios tecnológicos, un aspecto clave para posicionarse en sectores de alta competitividad (Narula, 2004). Esto se debe en gran parte a su capacidad para integrar tecnologías emergentes en su estructura organizativa, lo cual permite mejorar su eficiencia y reducir costos. Estudios recientes demuestran que las PYMES con un enfoque en innovación tecnológica pueden transformarse en EBT al adoptar plataformas de tecnología digital, aprovechando herramientas de análisis de datos y automatización para ganar competitividad (García & Velasco, 2020).
La inversión en investigación y desarrollo (I+D) es un factor crucial que permite a las PYMES evolucionar hacia una EBT. Aunque estas empresas generalmente cuentan con recursos financieros más limitados, muchas PYMES logran acceder a financiamiento externo, como subsidios gubernamentales y capital de riesgo, para implementar proyectos tecnológicos avanzados (Nauwelaers & Wintjes, 2008). Además, se observa que la colaboración con universidades e institutos de investigación es una estrategia eficaz para las PYMES que desean innovar sin asumir los altos costos de un departamento propio de I+D (Cunningham et al., 2017). Esta colaboración facilita el acceso al conocimiento científico y técnico, permitiéndoles lanzar productos y servicios tecnológicos en mercados competitivos de manera rápida y efectiva.
Por último, las PYMES pueden consolidarse como EBT mediante el uso de redes digitales y plataformas globales que amplían su alcance. A través de herramientas como el comercio electrónico, las redes sociales y las soluciones de computación en la nube, estas empresas pueden escalar sus operaciones y competir a nivel internacional (Bianchi et al., 2017). Esta capacidad de conexión global les permite adquirir clientes, recursos y conocimientos de diversos mercados, sin necesidad de contar con una infraestructura física robusta. Así, las PYMES logran posicionarse como EBT no solo por su capacidad de innovación, sino también por la flexibilidad y alcance que ofrecen las tecnologías digitales en un entorno globalizado (Jones et al., 2011).
La siguiente tabla que muestra las condiciones de las EBT, cómo las PYMES pueden implementarlas, y las fuentes de financiamiento que pueden apoyar esa implementación:
Condiciones
de una EBT |
Implementación
en PYMES |
Fuentes
de Financiamiento |
Vinculación a la investigación científica |
Colaboración con universidades, centros de investigación o
mediante la contratación de consultores especializados en I+D. |
Fondos gubernamentales de innovación (por ej., programas
de transferencia de tecnología), subsidios de investigación. |
Desarrollo tecnológico propio |
Creación de un pequeño departamento de I+D interno, o
desarrollo de proyectos tecnológicos específicos en áreas clave. |
Programas de apoyo a la innovación (por ej., Innpulsa en
Colombia, Horizonte Europa), fondos de capital riesgo. |
Adopción de nuevas tecnologías |
Implementación de tecnologías digitales (software de
gestión, IoT, análisis de datos) para mejorar la eficiencia operativa. |
Préstamos con condiciones preferenciales para PYMES
tecnológicas, créditos bancarios especializados, leasing de equipos. |
Creación de tecnologías propias |
Patentar innovaciones desarrolladas en productos o
procesos internos. |
Subvenciones para protección de propiedad intelectual,
programas de incentivos fiscales para investigación e innovación. |
Capacidad para captar talento especializado |
Ofrecer beneficios de desarrollo profesional, vincular
estudiantes en prácticas o alianzas con programas de formación. |
Programas de apoyo al empleo juvenil, incentivos fiscales
para la contratación de personal de I+D, fondos de formación. |
Capacidad para captar conocimiento especializado |
Participación en clústeres y redes de innovación, ferias
de tecnología, y plataformas de intercambio de conocimiento. |
Subsidios para participación en ferias y congresos, apoyo
de cámaras de comercio y asociaciones de empresarios. |
Conclusiones
La implementación de condiciones propias de las EBT en las PYMES permite a estas últimas acceder a los beneficios que ofrece la tecnología avanzada, aumentando su capacidad competitiva y su proyección en el mercado. La integración de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en la estructura organizativa de una PYME no solo facilita la creación de nuevos productos y servicios, sino que también establece una base sólida para la innovación constante. Esto es particularmente valioso en sectores de rápido cambio, donde la adaptación y la adopción de nuevas tecnologías son fundamentales para el éxito y la sostenibilidad empresarial.
Asimismo, la disponibilidad de diversas fuentes de financiamiento resulta esencial para que las PYMES puedan desarrollar e implementar las capacidades tecnológicas necesarias. Las opciones de financiamiento, que incluyen desde subsidios gubernamentales hasta capital de riesgo, son herramientas que ayudan a superar las limitaciones económicas inherentes a las PYMES y permiten a estas empresas transformar ideas innovadoras en realidad. Esta estructura de apoyo financiero posibilita que las PYMES se conviertan en actores relevantes en el ámbito de la tecnología y el conocimiento, posicionándose en sectores de alto valor agregado.
En conclusión, el potencial de las PYMES para transformarse en EBT radica en su capacidad de implementar y adaptar condiciones clave como la investigación, el desarrollo de tecnología propia, y la captación de talento y conocimiento especializado. Con una estrategia clara de integración tecnológica y el apoyo de financiamiento adecuado, las PYMES pueden superar barreras estructurales y contribuir significativamente a la economía del conocimiento. Este enfoque no solo amplía sus oportunidades de crecimiento, sino que también las convierte en un motor de innovación y desarrollo tecnológico en el contexto global.
Referencias
- Audretsch, D. B., & Stephan, P. E. (1996). Company-scientist locational links: The case of biotechnology. American Economic Review, 86(3), 641-652.
- Autio, E., George, G., & Alexy, O. (2014). International entrepreneurship and capability development—qualitative evidence and future research directions. Entrepreneurship Theory and Practice, 38(1), 11-37.
- Ariza, Y. (2023 abril 4). Empresas de Base Tecnológica. [Entrada de Blog]. http://yesidariza.blogspot.com/2023/04/empresas-de-base-tecnologica.html
- Bianchi, C., Glavas, C., & Mathews, S. (2017). SME international performance in Latin America: The role of entrepreneurial and technological capabilities. Journal of Small Business and Enterprise Development, 24(1), 176-195.
- Carayannis, E. G., Alexander, J., & Ioannidis, A. (1998). Leveraging knowledge, learning, and innovation in forming strategic government-university-industry (GUI) partnerships. Technovation, 18(10), 687-693.
- Cooper, A. C. (2000). Organizational and individual learning and technology development in rapidly changing fields: Cases from the biotechnology sector. Journal of Technology Transfer, 25(1), 23-35.
- Cunningham, J. A., Menter, M., & Wirsching, K. (2017). Entrepreneurial ecosystem research: A review and research agenda. Entrepreneurship & Regional Development, 29(3-4), 268-288.
- García, E., & Velasco, C. (2020). Digitalización y PYMES: Oportunidades y retos en el contexto de la Cuarta Revolución Industrial. Revista de Economía y Empresa, 37(1), 101-116.
- Jones, M. V., Coviello, N., & Tang, Y. K. (2011). International entrepreneurship research (1989–2009): A domain ontology and thematic analysis. Journal of Business Venturing, 26(6), 632-659.
- Mian, S. A. (2014). The role of university business incubators in developing countries: An overview. International Journal of Innovation and Technology Management, 11(1), 1430004.
- Narula, R. (2004). R&D collaboration by SMEs: New opportunities and limitations in the face of globalisation. Technovation, 24(2), 153-161.
- Nauwelaers, C., & Wintjes, R. (2008). Innovation policy, innovation in policy: Policy learning within and across systems and clusters. European Planning Studies, 16(8), 1119-1137.
- Spender, J. C., & Grant, R. M. (1996). Knowledge and the firm: An overview. Strategic Management Journal, 17(S2), 5-9.
- Zahra, S. A., & Nambisan, S. (2012). Entrepreneurship and strategic thinking in business ecosystems. Business Horizons, 55(3), 219-229.
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